Uno de los mayores desafíos de esta sociedad hiperconectada
en la que vivimos, es el hecho que todos estamos sumergidos en cámaras de resonancia,
cámaras de eco que refuerzan nuestros sesgos, máxime cuando se utilizan las
redes sociales como principal fuente de información.
El problema con esto es que no pocas veces estas cámaras de
resonancia manipulan nuestras emociones más básicas y negativas, acrecentando rabias,
miedos y prejuicios, para la muestra esta el estallido social donde una
frustración, una rabia y una desconfianza en las instituciones con las que
independientemente estuviéramos de acuerdo o en desacuerdo podía tener detrás razones
válidas, fueron hábilmente utilizadas por un reconocido político, no hace falta
decir quien, para llegar al poder y tal cual ha sucedido muchas veces, el pobre
siguió siendo pobre y el rico en este caso mudo su domicilio fiscal a Panamá u
otros países.
Y si las cámaras de eco son inevitables, Y si todos estamos
expuestos a que nuestras emociones más básicas sean manipuladas, significa lo
anterior ¿Qué todo está perdido?
Pues no, no todo está perdido, no lo está mientras nos esforcemos
en mantener y elevar si es posible nuestro juicio crítico, nuestra capacidad de
análisis y reflexión, todos nos podemos equivocar, por ejemplo; alguien puede optar
por una pareja toxica y dañina, pero en algún punto nuestra capacidad de análisis
debe indicarnos que debemos corregir el camino y la información que es la
materia prima de esa capacidad de análisis, debe ser lo mas objetiva posible,
nunca lo será del todo, pero esta en nosotros, el ser conscientes y desconfiar
de aquellas fuentes que tienen marcados
sesgos ideológicos, que justifican una y otra vez las cosas para defender ideológicamente
lo que evidencia fáctica demuestra que no es cierto.
En fin, que cada uno elabore su propia conclusión para estos
esbozos de ideas, que lanzo al aire.