Todos somos responsables de nuestras palabras, ahora bien, todos también de vez en cuando decimos tonterías, exageramos los hechos, contamos mentiras piadosas y no tan piadosas, por fortuna para la inmensa mayoría de nosotros cuando decimos babosadas, lo hacemos entre amigos y familiares en medido de una reunión social, tomando café o incluso un trago, sin embargo algunas personas tienen un pulpito más visible, altavoces más potentes y los desafueros en los que incurren con sus palabras pueden llegar a los oídos de millones de personas e influenciar los pensamientos y las actitudes de muchos.

Hace muchos años Esquilo dijo “la primera víctima de la guerra, es la verdad”, era cierto en la antigua Grecia y es cierto hoy en día, lamentablemente para nosotros quienes son hábiles con su discurso pueden construir un muro de mentiras con ladrillos de verdad, una posición en un ranking de economías de países de la OCDE o las cifras de homicidios por cada 100.000 habitantes, pueden ser usadas para justificar políticas, reclamar laureles o ganar discusiones.

Es por esto por lo que debemos afilar nuestro razonamiento, emplear nuestra capacidad de análisis y acostumbrarnos siempre a cernir la paja del trigo.

Juan Pablo Solano