Podría alegar en mi defensa que este año que paso contado
desde el 20 de octubre del 2023 a este 19 de octubre del presente año, aprendí cosas
nuevas y reaprendí otras que había olvidado, volví a programar y estudie algo
de machine learning, trate de mantenerme al día, escribí alguna cosita por aquí
y lance una opinión por allá.
Pero la verdad monda y lironda es que en estos días he
notado síntomas inequívocos que señalarían que me estoy volviendo viejo, lo
primero que me llamo la atención es que todo y no estoy exagerando cuando lo
digo, todo, me parece caro, casi que se me ha vuelto una respuesta automática cuando
pregunto por el precio de cualquier bien o servicio, ¡pero que caro! Suelo decir
al tiempo que levanto las cejas y pongo cara de preocupado y de nuevo se podría
pensar que esto es solo un rezago de una natural tacañería zapatoqueña que
venia escondida en algún gen, si no fuera por que no es el único indicio.
La verdad es que cada día que pasa me decepciono más de la
gente y no solo de esa masa informe y anónima que llamamos gente, si no de
algunos fulanos y zutanos con nombres, apellidos y caras identificables, desconfió,
contradigo y hasta me indisponen los gustos, preferencias, comentarios y
opiniones de la mayoría de mis congéneres, en general trato de guardar silencio,
a lo sumo e imitando a Sheldon Cooper hago una, lo aseguro imperceptible, clásica
mueca de desaprobación.
Mi tumultofobia,
fiel compañera desde mi juventud, pero siempre bajo control, cada día gana y
gana mas batallas sin apenas oposición de mi parte, es difícil para mí encontrar
una canción, serie de tv o película nueva que me guste y por lo general
prefiero refugiarme en aquellas cosas que me gustaron hace 20 o 30 años.
Me he vuelto mas rezandero y a veces cuando camino de la
oficina a la casa viendo los cerros rezo un padrenuestro, sombras de pesimismo se
asoman a veces en mi corazón y esos consejos no pedidos con los que siempre he
importunado a mis amigos y allegados suenan cada día mas a consejos de viejo.
Como un perro viejo pero consiente, seguiré tratando de
aprender trucos nuevos, tratare de tener siempre nuevos proyectos personales
que me ilusionen, añorando viajar y caminar por nuevos parajes, tener nuevas
conversaciones con personas que no conozco todavía, encontrar nuevas ideas,
nuevas canciones, nuevas películas, nuevos libros y retrasaré un año más esa
tendencia tan natural en mi a convertirme en un ermitaño, de vez en cuando me
forzare a salir de mi casa, para asistir a algún evento y cuando la tumultofobia
o la apatía haga su aparición le discutiré mentalmente un poco más.
Si Shinya Yamanaka encontró los 4 factores que convierten a
una vieja célula en una nueva célula madre pluripotente, alguien en algún lado
puede estar encontrando los 4 factores que convierten a un espíritu viejo en un
nuevo espíritu pluripotente, todos los que nos estamos sintiendo viejos
confiamos en eso.
Afortunadamente sigo teniendo amigos, ¡Viva la amistad,
carajo!