Hay jugadores de rol no son muchos pero los hay que desde muy temprano, recién están aprendiendo a jugar rol, les pica la curiosidad sobre como será aquello de dirigir, narrar o hacer de maestro en una partida de rol, y de alguna forma un tanto extraña para mi terminan rápidamente haciendo de maestro, de director, de narrador o cualquiera sea el titulo que se emplee dependiendo del juego.
Pero en mi caso personal empecé a dirigir como cumpliendo una especie de deber, una especie de responsabilidad por la continuidad del juego, yo empecé a dirigir por que de alguna forma fui conciente de una manera muy temprana de la permanente escasez de maestros y es que aunque el rol no sea la actividad mas popular de alguna forma siempre habrá un nuevo jugador interesado en entrar a la mesa de juego, alguien siempre será amigo de alguien que conoce a alguien que juega rol, en incluso hay épocas de bonanza es más es probable que esos tiempos de abundancia tengas que sutilmente a negarte a abrir un campo en tu mesa de juegos ya que hacer de maestro para mas de 7 jugadores ya comienza por decirlo menos a ser complicado.
Pero que difícil puede ser remplazar un maestro de juego cuando se pierde, no son muchos lo que sienten el llamado y son menos a un los que perseveran hasta convertirse en un buen maestro, por que en esta actividad como en tantas otras de la vida puede que hayan las actitudes, la intención y hasta el gusto pero nadie nace aprendido, y mi caso no es la excepción yo también debí aprender varias lecciones antes de ser maestro relativamente regular
Primero recuerde no se emberraque, no se moleste, no se enoje, esta lección puede parecer obvia pero no lo es por varias razones, lo primero que hay que entender es toda la carga emotiva que puede tener un juego de rol, al fin y al cabo el jugador esta interpretando todas las decisiones y sentimientos de su personaje, luego es apenas lógico que las vicisitudes que pueda atravesar el personaje afecten de manera directa al jugador, es mas yo creo como jugador de muchos años en el sagrado derecho del pataleo, en la sana protesta al maestro cuando se siente que no se esta siendo justos en la interpretación de las reglas, ojo no todo se puede protestar ni a toda hora, un jugador que todo lo proteste hace imposible el juego, pero de vez en cuando y haciéndolo de manera inteligente todo el mundo tiene derecho a protestar, corrijo no todo el mundo, hay un jugador que no puede protestar, ni molestarse, ni ponerse bravo, ni bejuco, ni nada por el estilo , el maestro no puede perder la compostura o el juego se encamina al fracaso y esto lo digo con toda la autoridad que me confiere ser santandereano, por que para los nacidos en Santander, las palabras pelear y vivir pueden llegar a ser sinónimos muchas veces y estar de mal genio se nos vuelve algo natural, sin embargo si quieres dirigir no puedes enojarte, así de simple, por mas razones que tengas, no importa si la aventura no fluye, no importa si un jugador se dedica sistemáticamente a sabotearte, no importa nada, si vas a dirigir no debes enojarte.
El maestro no es un novelista, ni un cuentero, ni el guionista de una película, el maestro dependiendo de el juego tiene varias responsabilidades pero en general se encarga de; interpretar los personajes no jugadores lo cual no simplemente significa actuar los monstruos, sino que también puede incluir aliados, antagonistas, personajes secundarios y un largo etcétera, también es la persona que diseña el terreno en cual se va jugar, bien sea un bosque, una cueva, una base espacial, un conjunto de edificios en una ciudad o lo que la aventura necesite, hace los planos, ubica las trampas, las puertas falsas y todo lo demás, el maestro también interpreta las reglas y dirime los conflictos, generalmente plantea la aventura y en muchas ocasiones diseña la conclusión de la misma. Pero y esto es lo importante, no es un escritor, no puede pretender que los jugadores sigan cada una de las escenas que el imagino para la historia que tiene montada en su cabeza, ya que la historia la construyen todos los jugadores, con sus acciones y decisiones, y por mas fantástica e increíble que sea la historia central de la aventura que pretenda dirigir el maestro, los jugadores siempre podrán y muchas veces lo hacen, irse por caminos que nunca se habían considerado, hacer cosas para las cuales no se estaba preparado y respetar esta decisiones, no forzar a los jugadores a situaciones predeterminadas, sino por el contrario saber guiar interactuando con ellos sin imponer las cosas es parte de ser un buen maestro.
El maestro es ante todo otro jugador, y como tal tiene todo el derecho a divertirse es más sino se divierte para que juega o dicho en otras palabras para que dirige, es cierto que ser maestro implica en la inmensa mayoría de los juegos una carga de trabajo y de responsabilidad adicional, pensar los escenarios de la aventura y el argumento central de la misma requieren por lo general; tiempo, esfuerzo y trabajo, pero en ultimas de lo que se trata los juegos de rol y en general todos los juegos es de divertirse, y en el caso del maestro aunque la mayoría de la diversión radica en ser testigo de primera mano de todo lo que le ocurre a los personajes, también hay mucha posibilidad de diversión en otras cosas. Puede ser divertido y de hecho debería serlo siempre; interpretar un buen antagonista, un malvado que sea la horma de los zapatos de los héroes, que tenga rasgos de personalidad que sean distintivos y divertidos, también es rico y divertido encariñarte con tus monstruos y consentirlos, jugar con un poquito de estrategia los guardias de la fortaleza o los centinelas de la estación espacial para no ponérsela tan fácil a los jugadores puede ser muy entretenido, es mas hasta la elaboración del concepto sobre el cual tratara la campaña o la aventura puede y debe ser una actividad gratificante, escribir los mensajes del comando estelar o las cartas del rey pueden satisfacer tu vena de escritor en fin posibilidades hay muchas, tal ves esto haya sido obvio para muchos jugadores quienes tuvieron una temprana vocación por dirigir pero para mi, disfrutar en mi papel de maestro no a sido algo natural por el contrario a sido un logro que solo hasta muy poco estoy consiguiendo alcanzar.
Juan Pablo
3 comments:
Evitentemente no es una tarea facil pero creo que el tema del rol y su permanencia esta en formar más directores que jugadores o que los jugadores efectivamente se le midan a dirigir
Muy buena adescripcion acerca de lo que es ser maestro de juego, por mi parte considero que la gran diversion de ser maestro es la posibilidad que te entregan los jugadores de entrar en sus imaginaciones, es una entrada sigilosa que si no logras que pase inadvertida se convertira en una simple competencia o en un juego de lanzar dados.
Lo lindo de dirigir rol es que tan solo colocas ciertas situaciones, y ves como tus amigos en el juego desarrollan todo su potencial y se divierten atraves de esas situaciones, algunas personas creen que ser maestro es ser el "dios" del juego pues todo lo puede...sin embargo estan muy equivocados, a pesar que tienes todo el poder y puedes sin el mayor esfuerzo hacer con los personajes lo que se te da la gana lo divertido es precisamente no hacer nada...es mas o menos similar al cuento del libre albedrio...que gran regalo y que pesada carga es el poder...( ya me puse mamon jajaj) ...un abrazo a todos los jugadores de rol y a los maestros de aventura para los cuales la mayor satisfaccion es saber que los jugadores despues de terminar el juego, siguen deleitandose internamente con la aventura por mucho tiempo despues
Es una de las razones por las cuales yo me inclino a jugar siempre con las mismas personas, con mis amigos...porque nos conocemos y nos queremos y el ser maestro se facilita ya que los otros casi siempre tienen la buena intención de simplemente divertisrse, asi es fácil imaginar y encontrar salidas creativas a las situaciones del juego.
A mi lo que mas trabajo me da a la hora de dirigir es describir las distancias, las medidas de las construcciones, las proporsiones de las cosas...no, no, siempre me hace falta la ayudita del público
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